El municipio Bajos de Haina, con una población que supera las 124,000 personas (censo 2010), alberga más de un centenar de empresas e industrias, entre ellas las generadoras de energía Itabo I y II, la Refinería Dominicana de Petróleo y un parque de zona franca. Además, allí opera el puerto de mayor movimiento de mercancías del país.
Por su actividad industrial, acoge a una importante población flotante que diariamente acude a sus respectivos puestos de trabajo. Se estima que tan solo las industrias formales generan unos 25,000 empleos y que su aporte al producto interno bruto supera el 25%.
Pero sobre esa intensa actividad económica y sobre su población pende un peligro latente. Por ser un poblado costero, en caso de un maremoto de gran magnitud, provocado por fallas sísmicas como la Trinchera de los Muertos o la de Neiba, Haina es susceptible de ser afectada por un tsunami, puesto que los movimientos telúricos generan ondas sobre la superficie del agua que se desplazan a gran velocidad y llegan a las costas adentrándose hasta por varios kilómetros.
Esa amenaza da sustento al proyecto Acciones que Salvan Vidas, que se implementa en Haina y en los municipios Sabana Grande de Palenque y San Gregorio de Nigua, pertenecientes a la provincia San Cristóbal. La iniciativa, que procura mejorar la capacidad de respuesta y fortalecer la resiliencia de esas comunidades y sus instituciones frente a sismos y tsunamis en la costa sur, tiene entre sus principales activos a las comunidades que habitan en las áreas de mayor vulnerabilidad.
En cada comunidad, el proyecto se propone dejar creados los Comités de Acción Sismo-Tsunami, elaborados mapas de riesgo y planes comunales de reducción de riesgo de desastres, el establecimiento de sistemas de alerta temprana que permitan advertir, preparar o evacuar a las comunidades antes de que una amenaza impacte en la población, dejar establecidas y señalizadas las rutas de evacuación, puntos críticos y puntos de encuentro y haber realizado entrenamientos mediante simulacros dirigidos por la Defensa Civil.
Comunidades activas
En Haina se trabaja en la conformación del Comité de Acción Sismo-Tsunami. Flora Williams Santos reside en Gringo, que junto a Los Platanitos - Los Cangrejos, Bella Vista, Itabo y Kilómetro 18, conforman las zonas más vulnerables identificadas por el proyecto. La amenaza principal es la cañada Ñagá, que a su paso va recibiendo aportes de otras cañadas, y que en caso de tormenta conduce una gran cantidad de agua hasta las zonas más bajas, que son, precisamente los referidos sectores.
“Vivimos ahí por la precariedad, pero no dejamos de reconocer que vivimos en un peligro. Yo que vivo ahí, en la misma cañada de Ñagá, cuando llueve mucho toda el agua que baja del pueblo se desborda y todos los que vivimos ahí debajo somos afectados”, dijo Williams, quien participa activamente en el proyecto.
De su lado, Rafael (Felo) Campusano, de la Coordinadora de Juntas de Vecinos de Haina, informó que esas zonas más vulnerables están por debajo del nivel del mar, lo que incrementa el riesgo.
Sostuvo que en El Bagazo la vulnerabilidad es alta debido a que era una laguna en la que el Consejo Estatal del Azúcar fue depositando cenizas de las calderas y bagazos producto del proceso de fabricación de azúcar, y que terminó secándose.
“Son casas muy vulnerables frente a un terremoto. Una de las preocupaciones va en ese sentido. Se han hecho casas de tres y cuatro niveles. El terreno ha ido cediendo poco a poco y las casas agrietándose. La gente no está preparada para responder eficientemente a una situación de desastre. Tampoco existe un sistema de alerta que nos permita informar a la población de un peligro de desastre en un momento determinado”, indicó.
Simulaciones realizadas indican que en caso de maremoto, el mar penetraría por la cañada Ñagá.
Asimismo, Marianela Germán, nativa del sector de Gringo, recordó que El Bagazo era el vertedero de Haina y de la zona franca industrial: “Ahí iban buzos a recoger basura. Fue ocupado por la comunidad y se hizo un barrio. Eso se prendía solo”.
SOBRE EL PROYECTO
El proyecto Acciones que Salvan Vidas es implementado por el Instituto de Acción Comunitaria (IDAC), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP). Está siendo financiado por la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (Echo) a través de su Programa de Preparación para Desastres (Dipecho).
Por Solange de la Cruz Matos / Listín Diario
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