En el municipio de Haina persiste una severa y preocupante contaminación debido al uso masivo de sustancias químicas que hacen más de 100 empresas, contaminando el aire, tierra y el agua.
Indica que en este complejo industrial que manufactura productos farmacéuticos, eléctricos, metálicos, refina petróleo y otros, en cantidad de toneladas cada año emite 9.8 de formaldehido, 1.2 de plomo, 416 de amonio y 18.5 de ácido sulfúrico.
Así se establece en el “Perfil Nacional de sustancias químicas y residuos peligrosos de la República Dominicana”, elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente con auspicio del Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional e Investigaciones (Unitar).
En ese documento se identifica que en la región del Cibao el uso de plaguicidas y otros químicos para combatir plagas y enfermades que atacan los cultivos, contribuye con el deterioro ambiental y el brote de enfermedades relacionadas con esas sustancias.
También destaca que el uso dado a los plaguicidas en las áreas de Salud Pública y Agricultura para control de plagas y vectores, requiere de mayor observación el ciclo de vida de estos compuestos químicos por el daño que representan para la salud y el ambiente. Señala que la tendencia internacional va dirigida a sustituirlos por otros menos perjudiciales.
Minería. Por otro lado, cita el uso de sustancias químicas de parte de la minera Barrick Gold lo que implica un “tremendo” desafío en la gestión de sus efectos ambientales, que debe incluir a la empresa, la comunidad y entidades del gobierno.
Apunta que la minera demanda del uso masivo de sustancias químicas, especialmente cianuro y ácidos sulfúrico y clorhídirco. “Esto genera una agresiva intervención en las áreas concesionadas, lo que implica un desafío en la gestión de sus efectos ambientales y para la salud humana”.
Desechos hospitales. Los desechos hospitalarios no son manejados con seguridad y muchos de los residuos biomédicos se disponen en los vertederos a cielo abierto y otros son incinerados en pequeñas unidades en los mismos recintos.
En cuanto a las empresas que manejan residuos industriales, aunque algunas tienen permisos ambientales, operan con deficiencia debido a que no cuentan con tecnologías adecuadas.
En el caso de transporte de productos químicos, existe empresas que cumplen con la normativa de etiquetado, pero en muchos de los casos el conductor no tiene conocimiento de lo que está transportando, además no maneja de manera adecuada la ficha de los datos de seguridad.
Años en espera. El perfil destaca que sigue pendiente la disposición final y segura de las 20 toneladas de Dicloro Difenil Tricloroetano (DDT) que desde 1991, cuando se prohibió su uso, se encuentran almacenadas en la avenida Duarte de la capital, en el Centro de Control de Enfermedades Tropicales, en medio de una población y un área comercial con gran flujo de personas.
También el caso de otros 10 sitios contaminados en el país con desechos químicos de la industria eléctrica, radiológicos y nucleares y en la antigua minera Rosario Dominicana.
Las baterías. En el país el mercado de las baterías maneja más de 67,000 toneladas al año, de las cuales existe capacidad de recuperación del 32% de los residuos. La otra cantidad es exportada a Estados Unidos, China, Corea e Isarael.
En cuanto a la comercialización de residuos de materiales, actualmente 40 empresas cuentan con autorización para ello.
“La infraestructura nacional para la disposición final de residuos peligrosos es aún incipiente, la capacidad instalada no satisface la demanda de los sectores que requieren estos servicios. Además, la tecnología disponible en estas instalaciones es obsoleta y se requiere una mayor inversión en equipos”, cita el informe.
Otros hallazgos. En el país existe un conjunto de leyes, pero existen debilidades para su aplicación debido a que no existe una política clara orientada a reducir el uso de sustancia químicas peligrosas en los sectores productivos, según se cita en el estudio.
También se destaca que pese a que cuenta con laboratorios públicos y privados para análisis químicos, calidad de agua, monitoreo de aire y ruido, faltan para análisis de contaminantes en suelo y aguas, hidrocarburos y metales pesados.
Otras de las debilidades del país es que no existe un plan de emergencias químicas y los bomberos y la Policía no cuentan con equipos necesarios para mitigar un accidente.
También que no existe un sistema de información toxicológica sobre sustancias químicas disponibles 24 horas.
Además, que los puertos que es donde más accidentes químicos ocurren, especialmente por derrame de combustible, no cuentan con planes de contingencia, a excepción de los que han sido privatizados.
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